viernes, 8 de julio de 2011

Mexicanos al grito de guerra!

Se confirma: La Tierra es redonda, o esférica...

Es de sabios cambiar de opinión. Oportunamente...

Cumpliendo el sacro mandamiento: visitar al zopilote, digo, al enfermo...

LA CORNADA

Por Renecio del Rincón t.

“Sólo la Cultura nos salvará de la barbarie”...

-José Vasconcelos, erudito escritor, político mexicano.

Mexicanos, al grito de ¡Pum!, ¡pum!, y más ¡pum!...

Mareados todavía (y por ello pedimos tu indulgencia lector) por un par de sucesivos y despiadados ‘cuetenarios’ piadosos -Los Naturales y los Refugianos-, recibimos súbita inspiración divina que nos ha hecho comprender cabalmente la esencia de la auténtica mexicanidad, y en semejante tesitura lanzamos esta original e inusitada iniciativa:

No hace mucho, algunos destacados miembros de la ‘intelectualidá’ mexicana abogaron por la modernización del Himno Nacional Mexicano, en virtud de contener sus vibrantes estrofas términos arcaicos y en desuso tales como bridón o aras, así como obscenas incitaciones contrarias al amor filial y a la paz universal contenidas en la estrofa V: “Guerra, guerra sin tregua al que intente… y Guerra, guerra en el monte, en el valle…”. Cosa rara, de la música no se quejaron a pesar de ser de autoría de un gachupín: don Jaime Nunó… No prosperó dicha iniciativa, como sí lo lograra una anterior que cercenó a nuestro himno la estrofa IV completita, pues en ella don Francisco González Bocanegra honraba al ‘guerrero inmortal de Zempoala’ (Antonio López de Santa Anna), quizá nomás porque fue éste quien convocó el concurso que produjo el himno y le pagó a Bocanegra sus buenos tlacos por él. Por arte de birbiloque se hizo desaparecer también el nombre de Iturbide de la estrofa VII del himno, igualito como se le cambió por Galeana el nombre a uno de los principales portales de Sayula.

Así pues, y con tales antecedentes consideramos que el canto patrio dista mucho de ser intocable, aunque no en el sentido musical, donde es uno de los más bellos del mundo, y por tanto nos atrevemos a pensar en sugerir algunos nimios cambios a la letra, a efecto de modernizarla, pulirla y lograr que refleje una faceta íntima en la recia personalidad e inclinación nata de el/la mexican@ actual: 1º - Que las dos últimas líneas del Coro digan en lo sucesivo: “Y retiemble en sus centros la tierra / Al sonoro rugir del cohetón”... 2º - Asimismo, que la Estrofa I rece: “Ciña ¡oh Patria! Tus sienes de oliva / Del país el cuetero divino / Que en el cielo tu eterno destino / Con dedo negro de pólvora, escribió”... 3º - Finalmente, el segundo párrafo de la Estrofa V diría: “¡Guerra, guerra! En el monte, en el valle, / Los cohetones horrísonos truenen, / Y los ecos sonoros resuenen / Con las voces de ¡Patria!, ¡Religión!”...

Lo anterior en atención al hecho de que es nuestro país una nación pacífica y no beligerante, donde los bélicos cañones deben ceder su lugar a la inofensiva y estimulante pólvora de artificio que en México a través de los siglos se ha convertido, junto con el pan, el vino, y el copal (no creerán que lo que se quema en los templos es incienso…), en ingrediente indispensable de todo rito religioso, gubernamental o popular que se respete; si hasta los mismos gobiernos municipales, estatales o federales los truenan en sus ratos de júbilo, muy a pesar de ser los encargados ‘competentes’ de hacer cumplir la Norma Oficial Mexicana 081-ECOL-1994 que establece en 68 decibeles el límite a los tales ruidos; contimás cualquier vecino que en sus alcoholes decida celebrar, a su modo, cualquier evento feliz. O infeliz: la cereza en el pastel la puso no hace mucho el sepelio de un viejo arcángel, digo, cuetero sayulense, que en todo su trayecto al reposo final fue acompañado de las melódicas explosiones de sus propios artificios… ¡Para Ripley!

Ojalá prosperara nuestra iniciativa, especialmente sabiendo que el Diario Oficial del 15 de junio de 2011 publica el decreto mediante el cual el Congreso aprobó, una vez más, modificaciones a la Ley sobre los colores patrios y el Himno, así como el festejar el 11 de septiembre, a partir de este año, como aniversario del triunfo obtenido en 1828 en Tampico, sobre las fuerzas españolas del brigadier Barradas que intentaba la reconquista de México. Lo interesante del asunto es que el comandante de las fuerzas mexicanas que allí se cubrieron de gloria, lo fue nada más ni nada menos que el aborrecido Santa Anna… ¡Albricias! Con lo que cabe esperar que en un futuro no muy lejano también celebremos la victoria del citado jefe militar en La Angostura, así como la fecha del 21 de septiembre de 1821 como la consumación de la Independencia por Iturbide y la restitución de su nombre al actual portal Galeana en Sayula; y sobre todo el recuerdo, antes tan celebrado, del dictador Porfirio Díaz, del Héroe del 2 de abril. De quien, como se dijera sobre la Constitución liberal de 1858 que tan sólo le faltaba estar escrita en verso, de don Porfirio tan sólo nos falta repatriar sus restos…

Y, para endulzarnos la amarga píldora: Los niños en el asiento delantero pueden ser causa de accidentes. Y los accidentes en el asiento trasero pueden ser causa de niños…

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