viernes, 1 de julio de 2011

País y pueblo desmadroso...

Aquí no se desdice a 'naiden'...

Cualquier parecido es mera coincidencia!

El siempre oportuno y mordaz monero Calderón

LA CORNADA

Por Renecio del Rincón t.

“Bello plan, bien combinado; / Mas ¿de qué sirve el talento,

/ cuando falta el ardimiento / en el pecho del soldado?”

Autoridad incongruente y omisa

El pasado viernes 27 de mayo del año en curso, escribió en El Informador el doctor don José M. Muriá acerca de una más de las tantas calamidades que a los tapatíos aquejan: “¿Hemos de suponer que las señales de tránsito que contienen una gran “E” cruzada por una franja diagonal significan que estacionarse en ese lugar está prohibido? Hemos de suponer también que haberse tomado la molestia de colgarlas es el resultado de un serio análisis de la situación que ha llevado a la conclusión de que resulta conveniente para la vialidad evitar la existencia de coches parados”

“De ahí la pregunta de por qué se tolera que tanta gente cometa la infracción, lo que da lugar a que la circulación de los vehículos se complique sobremanera. Todos vivimos cerca de calles que ostentan orgullosas los letreros de marras, símbolo inequívoco de que se trata de una arteria de importancia, pero a todos nos toca también ver en cada momento que uno o dos automóviles (o autobuses), por lo general de alto precio, se encuentran parados en lugar indebido, mientras el río vehicular se mueve con mayores dificultades gracias a los cuellos de botella que forman. Lo cierto es que, en general, a las autoridades de tránsito les importan un soberano cacahuate los estorbos que se les ofrece por doquier y en sus propias barbas.”

Y si a la ‘autoridá’ (de tránsito, municipal o estatal) de la orgullosa capital estatal, ya se le escapó de las manos el control de lo que era su misión controlar y por lo que religiosamente cobran sus nada despreciables quincenas, ‘cuantimás’ en estos apartados rincones de la patria donde tan sólo aparece el/la uniformad@ -en horario estricto de oficina- a llenar la cuota de folios establecida por la ‘superioridá’ guzmanense y sin que les ocasione escozor alguno los múltiples ‘tapones’ circulatorios en las principales rúas sayulenses que, no obstante su natural anchura, tan sólo ofrecen el carril central para circular por ellas, ya que ambos carriles aledaños a las banquetas o aceras se encuentran atestados por estacionamientos, terminales de autobuses, talleres o lavacoches callejeros, o patios de carga y descarga particulares, o lotes de carros usados en interminables filas... Y mejor ni hablemos de los cotidianos cierres totales a la circulación por tianguis, verbenas populares, procesiones o entierros todos en sentido contrario, que llevan hasta ‘protección’ oficial de policía o tamarindos… Tampoco será sano y cuerdo hacernos cruces sobre su ceguera crónica ante la cantina rodante que todos los fines de semana y uno que otro día o noche entre semana, recorre el circuito del paseo central o aledaño. A tres caídas y sin límite de tiempo, como en el pancracio. Y qué decir de lo que ya tanto hemos dicho: Estéreos y perifoneos ambulantes de gran decibelaje tan sólo superados por las fanáticas y despiadadas ‘cuetizas’ piadosas; o las patinetas y bicicletas por las aceras y en todos sentidos. Ahora con la novedad de que, ante la permisividad oficial, también motocicletas y motonetas ya se subieron a las banquetas y plazas públicas por más adoquín de lujo que les pongan abajo…

El columnista tapatío Jaime García Elías, añora el 17/06/11 los tiempos de antaño: “El ciudadano común -y especialmente el que recuerda los buenos tiempos, en que Guadalajara se preciaba de ser “ciudad limpia”- sigue esperando el milagro de que algún día lleguen a gobernarla funcionarios públicos que, en efecto, acierten a revisar el instructivo del puesto que desempeñan, repasen los reglamentos de aplicación municipal -el de Policía y Buen Gobierno entre ellos-… y, en la medida en que sus múltiples ocupaciones relacionadas con la “grilla” se los permitan, “cumplan y hagan cumplir la ley”. Cual corresponde en una sociedad plural, la inteligente periodista y política Myriam Vachez expresa su personal opinión el 01/06/11: “Lo digo claro: una ciudad sucia no es culpa de las autoridades, de ninguna autoridad, es culpa de sus ciudadanos, es decir, de todos nosotros quienes, a pesar de las campañas de concientización, las explicaciones y hasta las súplicas (¿Cuáles?), no entendemos que nuestra ciudad es la casa de todos y que hablar de la casa de todos implica que es la de cada uno de nosotros”…

Como prueba de que nada nuevo hay bajo el sol, cobra actualidad la queja del bravo general y escritor así como cosmopolita diplomático mexicano don Vicente Riva Palacio (nieto de Vicente Guerrero), externada con agudeza desde finales del Siglo XIX: “Tal abundancia de perros callejeros vagabundos sólo la hemos visto en los barrios de Constantinopla, quizá porque aquí como allá, es desconocido el poder municipal, y los vecinos poco o nada se cuidan de eso que en Francia se llama policía de seguridad, de salubridad y de ornato”…

Y, para endulzarnos la amarga píldora: El papá de Pepito hizo una solicitud para ingresar como agente de la policía. El encargado del examen de admisión le pregunta: “¿Qué haría usted si tuviera que arrestar a su propio hijo?” Responde el papá de Pepito: “Pediría refuerzos”…

[i]


[i]