viernes, 11 de marzo de 2011

La herencia de Obregón y Cárdenas

Matamoros y Ávila Camacho oriente, 1/03/2011, el día de las comparsas era el 4...

Su auténtica tesitura...

Último aterrizaje del Discovery; será dado de baja.

LA CORNADA

Por Renecio del Rincón t.

“Es la educación la que genera mejores condiciones de

justicia, educar evita la necesidad de castigar”…

-Don Justo Sierra Méndez.

Polvos de aquellos lodos…

Yo nunca pensé que algún día concordaría mi opinión con la pagada del filósofo y carretero sayulteco que, coincidentemente con la pasada Cornada, exhibió también en su tribuna la agresión al ciudadano sayulense perpetrada por el ayuntamiento con la prematura instalación de tribunas en el ‘sambódromo’ de Ávila Camacho oriente (foto oportuna del semanario sayulense Horizontes). Como tampoco creí que alguna vez aplaudiría las ocurrencias y exabruptos del venerable Padre Juan (Sandoval), quien en El Informador del 20/02/11 y con la clásica prudencia que le caracteriza, espetó: "La violencia en las instituciones se da en el Gobierno; en un Gobierno recaudador que favorece cargas impositivas cada día más duras a los contribuyentes; ese Gobierno que, además, deja impunemente sin castigo los enormes fraudes, que de manera permanente cometen muchos de los funcionarios y servidores que detentan cargos públicos en esta Nación. Esa violencia se da, asimismo, en muchos sindicatos, esos enormes cotos de poder político y económico que se crearon hace muchos años como soporte del régimen, y que ahora obstruyen, con sus "conquistas" inamovibles, el desarrollo de México".

“A esto hay que sumar la violencia de un sistema educativo que anda por los suelos porque está politizado, como lo está la principal riqueza de México, Pemex, donde también abunda la corrupción y la falta de rendición de cuentas. Y se halla, asimismo, en las instituciones de Salud, como el IMSS, tan inflexible para cobrar sus cuotas, pero tan cuestionable para dar atención y buen servicio a sus afiliados"… Merece especial atención su percepción sobre la politización del sistema educativo mexicano, sobre todo en la estela de los recientes desfiguros de aquél panista al que su espejo convenció que podría ser igualitario contrincante presidencial del “Copetes” Peña Nieto en su carrera por la ‘Silla Grande’:

Recién rebuznó el Secretario de Educación Lujambio en ocasión de que, para congraciarse con el sindicato magisterial, trata de responsabilizar a los padres de familia del colosal fracaso del sistema educativo mexicano. Entre otras muchas lindezas, afirmó: “Les pedimos que nos ayuden, que se metan a la escuela…” y esta otra perla: “La cultura de la lectura no se aprende en la escuela”… Y anda norteado el secretario cuando señala que en México tan sólo se lee un promedio de 2.9 libros al año, cuando análisis más serios nos dicen que en realidad no leemos ni siquiera un (1) libro al año. Además de corretear la chuleta diaria y ganar lo suficiente para apoquinar sus ineludibles impuestos que pagarán a su vez los nada despreciables sueldos y prestaciones del maestro encargado de la educación del hijo, quiere Lujambio ‘meter’ otra vez a los padres de la criatura en la escuela, siendo que cuando allí los tuvieron les hicieron perder miserablemente el tiempo, adoctrinándolos con el dogma socialista en vez de culturizarlos para que a su vez pudieran ellos transmitir a sus hijos la cultura, no sólo de la lectura sino general, que los convirtiera en ciudadanos útiles a la patria y a ellos mismos. Y así, por muchas generaciones…

Ante lo anterior, le llovió en su milpita al carita presunto presidenciable cuando personalidades como el director de Mexicanos Primero, David Calderón, le rebatió: “Hay un agente principal, que es el maestro, que pagamos con el dinero de la comunidad. Nadie está diciendo que es el único responsable, pero sí es el agente principal porque le pagamos para ello”. Existen al respecto otras filosas aristas del complejo problema, según lo estima Mario Alberto Romo, director de Red Familia, quien piensa que hoy día son los hijos los que ordenan a sus padres y se pierde la autoridad en casa: “Hay muchísima confusión por parte de los padres de familia, ya se nos olvidó lo básico. Lo que antes era norma, hoy no es claro, y empieza a haber una generación que obedeció a sus padres y que hoy obedecen a sus hijos”… Estamos ante la realidad, recién descubierta, de que la mayoría de los sanguinarios y decapitadores ‘sicarios” del narco y la delincuencia organizada cuentan de 15 a 25 años de edad, hecho que motivó a una excelente amiga esta certera reflexión: “Nadie se acuesta siendo un buen niño y despierta siendo un asesino desalmado. La transformación es un proceso paulatino”… ¡Y en este proceso fue, indudablemente, la educación recibida el factor determinante, querámoslo o no! Lo más triste es ver cuando las más altas instituciones ‘educativas’, como la UNAM, se prostituyen sectariamente y se tornan enemigas de la tolerancia al derecho ajeno a sus propias ideas: entre tantos otros antecedentes, juzga tú, lector, lo que recién le aconteció allí al senador priísta Francisco Labastida…

Don José Ortega y Gasset, filósofo madrileño, en su famosa obra “La rebelión de las masas” expone que: “Hay minorías y masas, NO división de clases sociales sino división de clases de hombres y el hombre-masa aspira a vivir sin moral alguna, sintiéndose vulgar proclama el derecho a la vulgaridad”… A lo que agregaría yo que también se siente inculto, por lo que proclama su incultura con vandalismo, graffiti y evacuaciones corporales en plena vía pública sin ningún recato, entre otras reprobables ‘gracias’ contemporáneas. Tal parecería que el orgulloso lema de ese hombre-masa -que ya está aquí entre nosotros- fuese: “Beber sin tasa, tener sexo y echar a perder todo a tu alrededor, al fin que ya se acaba el mundo”…

Y, para endulzarnos la amarga píldora: Llegó jarioso Moreira a la presidencia del partidazo… La bancada del PRI lanzó la profunda iniciativa en el Congreso de bajar de 5 a 3 los jugadores extranjeros permitidos en el mediocre fútbol nacional… Cuando lo que mejor les agradeceríamos los ciudadanos sería que bajaran el número de los onerosísimos diputados, ¡de 500 a 300!

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